domingo, 4 de octubre de 2009

El Sentido de la Vida. Mario Ferreiro


Comenzaron tímidamente hace un año. Hoy ya son responsables de la construcción de decenas de hogares en los sectores más carenciados de Asunción y sus alrededores.

Se hacen llamar Un techo para mi país-Paraguay, una idea originada en Chile que ya se ha extendido a otros países de la región con idénticos resultados. Un grupo de jóvenes —en su gran mayoría voluntarios— que eligió el camino de la solidaridad, en medio de las fastuosas fiestas de primavera.

El fin de semana pasado estuvieron trabajando en el Bañado Sur y en Luque, construyendo con los propietarios de humildes parcelas ocupadas por casitas de hule y cartón, unas viviendas más habitables, prefabricadas de madera y chapas. No lo hicieron como un castigo o una imposición de sus mayores. Eran seiscientos chicas y chicos de un promedio de edad de 18 a 20 años que tomaron el desafío con la alegría natural de quienes saben que solo dando, uno será capaz de recibir.

Había que ver las caritas de esos niños participando junto a sus padres y los jóvenes voluntarios de la construcción de su primera vivienda decente. Vivos testimonios de gratitud que ningún balance financiero puede registrar. Una experiencia de vida incomparable de la que también es perfectamente capaz nuestra juventud, a la que lastimosamente siempre los medios tendemos a asociar solamente con conductas negativas.

A propósito, y en la línea autocrítica que habitualmente tratamos de imprimir a esta columna: ¿no es tiempo de preguntarnos, en los canales, radios y diarios, por qué tenemos esa propensión tan acentuada únicamente hacia los aspectos más oscuros y/o superficiales de lo que hace nuestra gente joven?

A nadie escapa el angustiante promedio de violencia, conductas adictivas, desinterés social y falta de propósitos que afectan a gran parte de nuestra juventud. Pero ¿no es tiempo de otorgarles también la promoción que se merecen a aquellos grupos que buscan paliar la brutal desigualdad que padece nuestro país? ¿No es este el mejor momento para publicar sus logros?

Los chicos y chicas de Un techo para mi país-Paraguay no han pedido ese reconocimiento. Tal gesto debe provenir espontáneamente de nosotros, los mayores, siempre tan preocupados en el futuro de los jóvenes y tan poco ocupados en su presente. Somos nosotros quienes tenemos el deber de estimularlos en una acción tan contundentemente solidaria como lo es la construcción de estas modestas pero vitales viviendas.

En el simple enunciado de sus intenciones, los jóvenes nucleados en Un techo para mi país-Paraguay expresan que rechazan el conformismo y que decidieron hacer algo para contrarrestar la situación de extrema pobreza inaceptable por la que pasan miles de compatriotas. Lo bueno es que no lo hacen movidos por ningún interés político o sectorial, sino —como me dijo uno de ellos— para encontrarle, por fin, un sentido útil a la vida. No es poca cosa, para un puñado de jóvenes de los que tendríamos que estar infinitamente orgullosos.

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